Para comenzar, es necesario determinar el desafío o la iniciativa a desarrollar. Es decir, se debe enfocar la necesidad (idea o proyecto) sobre la cual hay que realizar el análisis de posibilidades para determinar la usabilidad. Enseguida, es posible realizar un diagnóstico de los procesos internos y las prácticas corporativas tanto internas como de los pares, es decir, realizar un panorama de entidades que cuentan con prácticas exitosas en el tema de investigación identificado.
Posteriormente, se debe identificar la etapa en la que se encuentra la necesidad o el proyecto. Igualmente, se puede establecer la etapa a la que se quiere llegar al final del proceso, es decir, la meta que se plantea a la necesidad. Por ello, es necesario el establecimiento de una línea base con la cual se puedan delimitar los indicadores para realizar seguimiento. En este paso también es importante definir los métodos y los instrumentos que se utilizarán para la recopilación de datos.
Una vez establecida la estructuración metodológica a seguir, se debe configurar un plan de integración a la entidad, que contenga los objetivos, las actividades y los recursos económicos. La propuesta de implementación debe respetar los tiempos y las prácticas existentes. Es requerido revisar los objetivos misionales y fijar las metas y los tiempos de articulación para el plan de trabajo.
Para la ejecución del plan de integración que responde a los ajustes y a la estructura de la organización se puede se puede explorar si existen alianzas, convenios o contratos en curso al interior de la organización para determinar el tiempo y presupuesto requerido para llegar a la solución esperada. También, es necesario establecer un sistema de medición de resultados en el cual se establezcan los tiempos de reportes de información, así como los análisis de las mejores prácticas, su efectividad o propuesta de mejora.
